lunes, 3 de septiembre de 2012

EN DEFENSA DEL GENERO MASCULINO PARTE 11.

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EN DEFENSA DEL GENERO MASCULINO PARTE11.

HOMBRES MALTRATADOS Y LIBERACION SEXUAL

     El término revolución sexual o liberación sexual, hace referencia al profundo y generalizado cambio ocurrido durante la segunda mitad del siglo XX. En numerosos países del mundo occidental. La liberación sexual tuvo su inicio en la década de 1950, su máximo desarrollo entre 1960 y 1980, con la aparición de las pastillas anticonceptivas. Aunque sus consecuencias y extensión siguen vigentes y en pleno desarrollo en muchos aspectos.

      Es de aquí en adelante, que la mujer comienza a razonar de que los hijos no es Dios que lo da, ni que la cigüeña lo trae, como era la concepción antigua especialmente en la familia campesina, sino, que es a consecuencia de las relaciones sexuales de los cónyuges que se producen, o de la cohabitación sexual entre un hombre y una mujer. Y así la mujer llega a entender que podía tener los hijos que deseara o lo que pudiera mantener a voluntad propia.

     En aquellos tiempos se tenía también la errática creencia y así era aceptado por la sociedad, de que la mujer solo podía llegar a su realización individual a través de su futuro marido, ya que ella misma no podía aspirar llegar a tener una realización exitosa como mujer soltera y por lo tanto no le era posible llegar a obtener una independencia económica estable y segura.

     Debido a todas estas dificultades que le imponía la sociedad tradicional, su futuro dependía de la elección del cónyuge que ella eligiera. Por eso a las adolescentes de aquellos tiempos los padres le preparaban una educación paralela a la domestica que era la habitual, para entrar al matrimonio, que consistía en prepararla para que fueren buenas esposas y buena madres, que era en esos tiempos la única meta posible de realización y la única forma de alcanzar la felicidad mediante el bienestar, la seguridad, el respeto individual y social.  Resultaba entonces natural que la mujer de aquellos tiempos se sintiera más motivada a realizar esfuerzos que coadyuvaran para llegar al matrimonio y tantos otros para mantenerlo, por lo cual su mayor deseo era ser buena esposa y buena madre, lo que le daba ciertos status de honorabilidad social, el matrimonio era un buen negocio y una empresa viable, contrario a los trabajos domésticos que eran escasos y mal remunerados.

      La mujer soltera o madre soltera no podía tampoco realizarse en su condición de madre, ya que el estado de madre soltera se consideraba una vergüenza social, tanto para ella como para su familia y sus futuros hijos. Anteriormente la mujer soltera era un ser nulo, enclaustrada y dependiente del hogar paterno. No tenia vida propia, cuidaba hijos ajenos, tejía, cosía o se dedicaba a la cosecha, arroz, café, cacao ect., No tenía derechos ni posibilidades de trascender y a lo más que podía aspirar era realizar obras de beneficencia si quería ser útil a los demás y dar un sentido más elevado a su vida.

      Hoy día es la mujer casada la que se considera que vive enclaustrada, la que no se adapta al hogar, la que no atiende adecuadamente ni a sus hijos ni a su esposo, la que trata de liberarse y romper el vinculo matrimonial por cualquier razón baladíes, utilizando como arma su sexualidad, con la que maltrata y humilla a su esposo, porque no está conforme con lo que este le ha dado. Por eso trata de prepararse, y cuando le dicen sus amigas para que esta estudiando lo primero que le dicen es; para no vivir esclava de un marido, ese es el objetivo principal de las mujeres de ahora, contrario a lo que pensaban nuestras madres y abuelas de antaño. Su propósito deliberado de ser independiente, para utilizar su sexualidad cuando entienda que es mejor negocio, o de sacarle el máximo provecho. Esas son las consecuencias de los desastres que ocasiona la liberación femenina en las sociedades actuales. Hoy, los papeles se han invertido.

     La mujer casada de hoy, la que por responsabilidad se dedica con amor a jugar el rol que le corresponde. Cuando te une a tu esposa, no se escribe en el acta de matrimonio lo que a cada cónyuge le corresponde hacer, puesto que eso quedaría sobre-entendido a priori. Y esta mujer que sabes lo que tiene que hacer en una relación y en el hogar, es la que contradictoriamente se convierte en el hazme reír de la sociedad. Es la mujer casada que ha decidido no tener vida propia, dedicada exclusivamente a su esposo y a sus hijos, la que mutuo propio se ha convertido en un ser anulado, criticada por la sociedad, por sus tareas domésticas y la maternidad exclusivista, la que ha optado por aceptar la personalidad limitada de mujer tradicional e identificarse con la imagen de la "feminidad genuina", asignada para el sexo, la que ha aceptado ser pasiva y dependiente, renunciando a todo intento de trascendencia. La que se esfuerza en preservar su matrimonio y darle seguridad, educación y estabilidad al hogar y construir un futuro glorioso para sus hijos. La que ha aceptado jugar el rol que la naturaleza, Dios y el universo le han encomendado. Cuando me refiero al enclaustramiento de la mujer casada necesariamente no debe de ser así, siempre que se tenga la buena voluntad y el amor a su familia, se puede hacer algo grandioso y noble en esta sociedad globalizada para contribuir con amor al sostenimiento del hogar.

     Desde los tiempos más remotos de nuestra humanidad, cuando el hombre vivía una vida nómada dedicado a la caza, que se ausentaba del hogar por muchos días y hasta meses, la mujer sembraba la tierra y producía frutos con los cuales se alimentaba ella y daba sostenimiento a sus hijos en lo que su esposo regresaba. Pero hoy nada de eso es posible. La liberación sexual ha hecho que el corazón de las mujeres (con excepción de algunas) se haya convertido en un corazón comercial robotizado, donde ya el matrimonio no es una empresa viable en la cual se pueda invertir, donde no hay amor sino, conveniencia, donde no existe la gratitud, sino el comercio, donde la perdida de los dones morales ni siquiera son percibido por la sociedad y donde entiendo, faltara muy poco tiempo para que el sexo se venda en los hogares como se compra en cualquier burdel la sexualidad de una prostituta, y también  será aceptado por la sociedad desenfrenada  que esta con las cuatro patas hacia arriba como algo tan normal. Es este, el umbral del grado de degeneración social al   que nos estamos abocando, con un futuro incierto para las generaciones que nos precedan o que vienen detrás de nosotros pisándonos los talones.

      Todo este estado de liberación sexual en que vivimos trae como consecuencia el ensañamiento  de la mujer en contra del hombre, como si hubiere esperado con ansiedad este momento histórico en el devenir de la humanidad para maltratar y humillar a su esposo a través de su sexualidad. Quizás en algún momento en el futuro se tendrá que legislar para invertir nuevamente los papeles y buscar el equilibrio.

     En naciones desarrollada como Estados Unidos y Canadá, donde la ley esta supuesta a servir y proteger por igual a ambos géneros, la situación es parecida o peor que en nuestros países subdesarrollados. Hombres abusados por sus esposas llaman a la policía y una vez la policía toca la puerta, la mujer empieza a llorar y terminan arrestando al hombre, quien fue que pidió auxilio. Entonces podemos argumentar, que la razón por la que los casos de abuso en contra del hombre a nivel local e internacional no son tan conocidos como lo de las mujeres, se debe en gran parte a la falta de atención prestada por los diferentes departamentos de nuestro gobierno y la comunidad civil al hombre.

     Cuando consulta con un amigo y le manifiesta lo que está pasando en tu hogar, te dicen que dialogue con  tu esposa, muchas veces se prestan para servir de intermediario, y es que en la mayoría de los casos, los diálogos no sirven de nada, ni los regalos que le hace con el propósito de alagarla tampoco tienen ningún efecto, le regalan ropas, autos lujosos, casa etc. Y ninguno de estos esfuerzos realizado por el hombre sirbe de nada. Y es que cuando uno de los dos humilla y maltrata al otro, se rompe la comunicación, la confianza se pierde y muy difícilmente se recupera. El dialogo es bueno sin lugar a dudas, ¿pero hasta donde el que maltrata especialmente está en condición de  ponerlo en practica?  Esta es una guerra que se esta librando entre dos y  si uno de los dos se siente con todos los derechos de gritar, de insultar  de golpear, y ha llegado a la comprensión obstinada de utilizar su sexualidad para divorciarse de sus maridos, cuando por caprichos y desamor rehúyen el acto sexual o lo otorgan con desprecio, incluso cuando el esposo ha sido parte de su educación y preparación, consideran que ya el matrimonio no es negocio, ya no es una empresa viable. El matrimonio que en su ilusión de niña era una meta a alcanzar ahora es basura y rituales sin sentidos.

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