jueves, 8 de noviembre de 2012

LA CUENTA AUN NO ESTA SALDADA

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                                     LA CUENTA AUN NO ESTA SALDAD
 
Un niño le escribe una cartita a su madre diciéndoles: Madre como el mundo actual esta tan globalizado, seria justo que me pague lo que me he ganado.
Por hacerte los mandados                                 Cien pesos.
Por recoger los regueros                                   Cien pesos.
Por atender a mi hermanito…………………………..          
Por abrir la puerta cuando tocan el timbre…….. “       
Por levantar el teléfono cuando alguien llama.. “       
Por besarte la mano todos los días………………… “       

La madre toma el lápiz y le escribe otra cartita a su hijo diciéndoles: Querido hijo, tiene toda la razón, estoy dispuesta a saldar tu cuenta, luego que tú salde la que me debes tu a mi. Y tratando de ser lo mas considerada posible contigo en razón de que eres mi hijo amado.

Por llevarte en mi vientre durante nueves meses……….Mil pesos
Por cuidarte tantos años amorosamente hasta que pudiera valerte. Mil
Por limpiarte tantas veces cuando hacia tu kaka……      Mil
Por tantas noches de desvelo cuando te enfermaba……Mil    
Por tantas canciones que te cantaba para que pudiera cerrar tus ojitos y dormirte
Por tantos cuentecitos que me inventaba para que tomara la medicina y no te enfermara.
Por enviarte a la escuela para que sea un hombre de bien y útil.
Por innumerables juguetes que te compraba para que fuera un niño feliz
Por ayudarte hacer la tarea cuando regresaba cansada del trabajo.
Por preocuparme tanto por su alimentación.

Por lo único que no te cobrare nada. Es por la esperanza que aun tengo de ti,  de que cuando llegue  ser una viejita anciana no trate nuevamente de pasarme factura.

Casi de inmediato la madre recibes otra cartita de su hijo, diciéndole:
Perdóname madre, que estúpido he sido. La cuenta aun no esta saldada. 

 Moraleja: Por muchos que los hijos puedan hacer por sus padres, nunca llegaran a saldar la cuenta. Pero, muchas veces cuando llegamos hacer adulto, olvidamos los sufrimientos y sacrificios que nuestros padres hicieron por nosotros. Y luego tratamos de sacar facturas de las cosas que a nuestro entender resultaron negativas. O que de una forma u otra por egoísmo propio no hemos pudimos asimilar. Somos incapaces de contemplar el sol radiante de luz, sino de ver sus machas.  Como lo llego a plasmar el poeta ANTONIO MACHADO, en un fragmento de un verso que dice: Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Escarbar en el pasado, es como revolver el estiércol con un palito, solamente vaho encontrara. Ya que las razones o sin razón que pudo alguien tener para actuar como lo hizo, quedaron sepultada allí, en el pasado. La memoria solamente debería regresar al pasado a buscar momentos felices, para cuando se esta triste. Buscar momento vivido de felicidad y abundancia, cuando se esta viviendo en miseria, o a buscar momento en lo que en realidad amamos, cuando se vive con el corazón lleno de  resentimientos y quizás también para amar a nuestros padres, cuando volvemos al pasado y recordar que nuestras vidas a ellos se la debemos. La vida es como un eco en la montaña, solamente nos devuelve lo que hacemos.
El hombre desde su nacimiento es libre Por naturaleza, es dueño de su libre albedrio, y mal pudiera permanecer encadenado o como el elefante de circo atado a la estaca, por circunstancias externas o ajenas a sus intrínsecos principios o a renunciar a sus ideales, no importa los lazos que le puedan atar. Cada persona es un universo en miniatura y cada individuo es dueño de su libre albedrío, de actuar en cada faceta de la vida como considere que es lo aceptable, sin la necesidad de opiniones de quienes se creen con derecho de trazar pautas y hacer sugerencias impertinentes que en su propia existencia no han aceptado de los demás, que mas bien debieran considerarse renegado de su propia existencia, en su inútil propósitos de defender causas ajenas que se encuentran ya sepultadas en el cementerio del pasado. Esta es una característica muy particular del ingrato, que la materia gris de su minúsculo cerebro no les permite ver mas que pocos centímetros de sus propia nariz, porque carecen de visión para observar el mundo que le rodea desde una dimensión mas amplia y mas profunda, como la ranita en su pósito que niega las copas de los arboles. Pretendiendo ser jueces castigadores de vidas ajenas y circunstancias que aun desconocen en profundidad. Pretendiendo que sean otros y no ellos, que por prejuicios que construyen sus nidos en los huecos de cabezas vacías se conviertan en punta de lanza, en mártires o en talisvanes que dan la vida en busca de lo imposible, a cambios de lo inverosímil o en busca de espejismos celestiales que solo existen en su afiebrada y obstinada imaginación. Es difícil muy difícil para mi, observar el curso de la existencia humana como un vegetal, con las pupilas de los ojos dilatadas sin poder expresarme por miedo o temor a que  el ostracismos publico o familiar pueda pensar de mi, o que mis expresiones se conviertan en retaliaciones para mis vejez, si tengo miedo no llegaría en los pocos años que me quedan de vida a expresarme  y si me interno en el silencio como quiera seria un vegetal.

Para vivir una vida integra, para que en cada faceta de la vida sea tu mismo y no copia de otras mentes y conceptos, debemos de esforzarnos en tratar de ser nosotros mismos, de proceder  en la vida sin la necesidad de utilizar receta de otros, tomar decisiones propias y seguir el camino que me indica mi propia intuición a sabiendas de que si me decido por veredas y atajos  correría el riego de encontrarme con los monstruos del camino. Cuando entendamos que ya no podemos enmendar el pasado, cuando comprendamos que  no podemos resucitar a los muertos,  resignemos entonces a aceptar la oración  de la serenidad, la humildad y el perdón, que dice: Señor concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar…”. No puedo cambiar a otros, ellos también tienen que pasar por este proceso de aprender de las circunstancia que la vida les presenta para poder discernir y saber que es lo mejor para ti. Para llegar a esta comprensión tiene que saber que debe ser respetuoso del derecho de los demás y entender que el otro tiene o pudo haber tenido el mismo derecho que tú ahora reclama. Lo que terminó, terminó.