EN DEFENSA DEL GENERO MASCULINO PARTE 11.
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EN
DEFENSA DEL GENERO MASCULINO PARTE11.
HOMBRES MALTRATADOS Y LIBERACION SEXUAL
El término revolución sexual o liberación sexual, hace referencia al
profundo y generalizado cambio ocurrido durante la segunda mitad del siglo XX.
En numerosos países del mundo occidental. La liberación sexual
tuvo su inicio en la década de 1950, su máximo desarrollo entre 1960 y 1980,
con la aparición de las pastillas anticonceptivas. Aunque sus consecuencias y
extensión siguen vigentes y en pleno desarrollo en muchos aspectos.
Es de aquí en adelante, que la mujer comienza
a razonar de que los hijos no es Dios que lo da, ni que la cigüeña lo trae,
como era la concepción antigua especialmente en la familia campesina, sino, que
es a consecuencia de las relaciones sexuales de los cónyuges que se producen, o
de la cohabitación sexual entre un hombre y una mujer. Y así la mujer llega a
entender que podía tener los hijos que deseara o lo que pudiera mantener a
voluntad propia.
En aquellos
tiempos se tenía también la errática creencia y así era aceptado por la
sociedad, de que la mujer solo podía llegar a su realización individual a través de
su futuro marido, ya que ella misma no podía aspirar llegar a tener una
realización exitosa como mujer soltera y por lo tanto no le era posible llegar
a obtener una independencia
económica estable y segura.
Debido a
todas estas dificultades que le imponía la sociedad tradicional, su futuro dependía
de la elección del cónyuge que ella eligiera. Por eso a las adolescentes de
aquellos tiempos los padres le preparaban una educación paralela a la domestica
que era la habitual, para entrar al matrimonio, que consistía en prepararla
para que fueren buenas esposas y buena madres, que era en esos tiempos la única
meta posible de realización y la única forma de alcanzar la felicidad mediante
el bienestar, la seguridad, el respeto
individual y social. Resultaba entonces
natural que la mujer de aquellos tiempos se sintiera más motivada a realizar
esfuerzos que coadyuvaran para llegar al matrimonio y tantos otros para
mantenerlo, por lo cual su mayor deseo era ser buena esposa y buena madre, lo
que le daba ciertos status de honorabilidad social, el matrimonio era un buen
negocio y una empresa viable, contrario a los trabajos domésticos que eran escasos
y mal remunerados.
La mujer soltera o madre soltera no podía tampoco
realizarse en su condición de madre, ya que el estado de madre
soltera se consideraba una vergüenza social, tanto para ella como para su familia y sus
futuros hijos. Anteriormente la mujer soltera era un ser nulo, enclaustrada y
dependiente del hogar paterno. No tenia vida propia, cuidaba hijos ajenos,
tejía, cosía o se dedicaba a la cosecha, arroz, café, cacao ect., No tenía derechos ni
posibilidades de trascender y a lo más que podía aspirar era realizar obras de
beneficencia si quería ser útil a los demás y dar un sentido más elevado a su
vida.
Hoy día es la mujer casada la que se
considera que vive enclaustrada, la que no se adapta al hogar, la que no atiende
adecuadamente ni a sus hijos ni a su esposo, la que trata de liberarse y romper
el vinculo matrimonial por cualquier razón baladíes, utilizando como arma su
sexualidad, con la que maltrata y humilla a su esposo, porque no está conforme
con lo que este le ha dado. Por eso trata de prepararse, y cuando le dicen sus
amigas para que esta estudiando lo primero que le dicen es; para no vivir
esclava de un marido, ese es el objetivo principal de las mujeres de ahora, contrario
a lo que pensaban nuestras madres y abuelas de antaño. Su propósito deliberado
de ser independiente, para utilizar su sexualidad cuando entienda que es mejor negocio,
o de sacarle el máximo provecho. Esas son las consecuencias de los desastres
que ocasiona la liberación femenina en las sociedades actuales. Hoy, los
papeles se han invertido.
La mujer casada de hoy, la
que por responsabilidad se dedica con amor a jugar el rol que le corresponde. Cuando
te une a tu esposa, no se escribe en el acta de matrimonio lo que a cada cónyuge
le corresponde hacer, puesto que eso quedaría sobre-entendido a priori. Y esta
mujer que sabes lo que tiene que hacer en una relación y en el hogar, es la que
contradictoriamente se convierte en el hazme reír de la sociedad. Es la mujer
casada que ha decidido no tener vida propia, dedicada exclusivamente a su
esposo y a sus hijos, la que mutuo propio se ha convertido en un ser anulado, criticada
por la sociedad, por sus tareas domésticas y la maternidad exclusivista, la que
ha optado por aceptar la personalidad limitada
de mujer tradicional e identificarse con la imagen de la
"feminidad genuina", asignada para el sexo, la que
ha aceptado ser pasiva y dependiente, renunciando a todo intento de
trascendencia. La que se esfuerza en preservar su matrimonio y darle seguridad,
educación y estabilidad al hogar y construir un futuro glorioso para sus hijos.
La que ha aceptado jugar el rol que la naturaleza, Dios y el universo le han
encomendado. Cuando me refiero al enclaustramiento de la mujer casada
necesariamente no debe de ser así, siempre que se tenga la buena voluntad y el
amor a su familia, se puede hacer algo grandioso y noble en esta sociedad
globalizada para contribuir con amor al sostenimiento del hogar.
Desde los tiempos más remotos
de nuestra humanidad, cuando el hombre vivía una vida nómada dedicado a la
caza, que se ausentaba del hogar por muchos días y hasta meses, la mujer
sembraba la tierra y producía frutos con los cuales se alimentaba ella y daba
sostenimiento a sus hijos en lo que su esposo regresaba. Pero hoy nada de eso
es posible. La liberación sexual ha hecho que el corazón de las mujeres (con
excepción de algunas) se haya convertido en un corazón comercial robotizado,
donde ya el matrimonio no es una empresa viable en la cual se pueda invertir,
donde no hay amor sino, conveniencia, donde no existe la gratitud, sino el
comercio, donde la perdida de los dones morales ni siquiera son percibido por
la sociedad y donde entiendo, faltara muy poco tiempo para que el sexo se venda
en los hogares como se compra en cualquier burdel la sexualidad de una
prostituta, y también será aceptado por
la sociedad desenfrenada que esta con
las cuatro patas hacia arriba como algo tan normal. Es este, el umbral del
grado de degeneración social al que
nos estamos abocando, con un futuro incierto para las generaciones que nos
precedan o que vienen detrás de nosotros pisándonos los talones.
Todo este estado de liberación sexual en que
vivimos trae como consecuencia el ensañamiento
de la mujer en contra del hombre, como si hubiere esperado con ansiedad
este momento histórico en el devenir de la humanidad para maltratar y humillar
a su esposo a través de su sexualidad. Quizás en algún momento en el futuro se
tendrá que legislar para invertir nuevamente los papeles y buscar el
equilibrio.
En naciones desarrollada como Estados
Unidos y Canadá, donde la ley esta supuesta a servir y proteger por igual a
ambos géneros, la situación es parecida o peor que en nuestros países
subdesarrollados. Hombres abusados por sus esposas llaman a la policía y una
vez la policía toca la puerta, la mujer empieza a llorar y terminan arrestando
al hombre, quien fue que pidió auxilio. Entonces podemos argumentar, que la
razón por la que los casos de abuso en contra del hombre a nivel local e internacional
no son tan conocidos como lo de las mujeres, se debe en gran parte a la falta
de atención prestada por los diferentes departamentos de nuestro gobierno y la
comunidad civil al hombre.
Cuando consulta con un amigo y le
manifiesta lo que está pasando en tu hogar, te dicen que dialogue con tu esposa, muchas veces se prestan para
servir de intermediario, y es que en la mayoría de los casos, los diálogos no
sirven de nada, ni los regalos que le hace con el propósito de alagarla tampoco
tienen ningún efecto, le regalan ropas, autos lujosos, casa etc. Y ninguno de
estos esfuerzos realizado por el hombre sirbe de nada. Y es que cuando uno de los dos humilla y maltrata
al otro, se rompe la comunicación, la confianza se pierde y muy difícilmente se
recupera. El dialogo es bueno sin lugar a dudas, ¿pero hasta donde el que
maltrata especialmente está en condición de
ponerlo en practica? Esta es una
guerra que se esta librando entre dos y
si uno de los dos se siente con todos los derechos de gritar, de
insultar de golpear, y ha llegado a la
comprensión obstinada de utilizar su sexualidad para divorciarse de sus maridos, cuando por
caprichos y desamor rehúyen el acto sexual o lo otorgan con desprecio, incluso
cuando el esposo ha sido parte de su educación y preparación, consideran que ya
el matrimonio no es negocio, ya no es una empresa viable. El matrimonio que en
su ilusión de niña era una meta a alcanzar ahora es basura y rituales sin
sentidos.
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